Oración de fe y conversión

Paloma

Un hermano que ha estado orando por su esposa me preguntó el por qué ella no continuó en los caminos del Señor después del día que recibió a Jesús en su corazón, cuando respondió al llamado al altar e hizo la oración de fe.
Entiendo su consternación. Le animé a que siguiera orando por ella, y sobre todo siendo buen ejemplo mientras siembra la Palabra de Dios.
Lo que pasa es que hemos traducido aceptar a Cristo como conversión y no es así. Al menos no es lo que vemos en el libro de Hechos donde hay miles de conversiones.

Pablo y Silas desde la carcel alababan al Señor. Dios envió el terremoto que abrió las puertas de la cárcel, el carcelero iba a matarse cuando Pablo le dijo:
28 No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.
29 El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas;
30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
Hch 16.28-31

Este creer no era algo solamente intelectual, emocionalmente fue una experiencia muy grande para el carcelero. No solo su mente se rindió al mensaje de salvación, además los llevó a su casa, los atendió y les sirvió.

La conversión se muestra en la fe y en la obediencia.
“Así que el mensaje de Dios siguió extendiéndose. El número de creyentes aumentó en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” Hch 6.7
Podríamos resumirlo afirmando que: la fe obedece.

Cuando las personas hacen una decisión de fe de seguir a Cristo, no somos escépticos, pero tampoco asumimos inmediatamente que ha sucedido algo más de lo que realmente sucedió. Si la decisión no es seguida por arrepentimiento, entrega a Cristo, bautismo, llenura del Espíritu y unión a la vida de la comunidad de fe (la iglesia), la decisión que hizo, literalmente, no significa nada.
El creer en Cristo lleva necesariamente a obedecer a Cristo y vivir unidos al pueblo de Dios para Dios.

“¿Por qué ustedes Me llaman: Señor y no hacen lo que Yo les digo?” Lc 6.46

No sabemos las operaciones que el Espíritu de Dios hace en el interior de las personas. Solo podemos ver los efectos cuando sopla el viento.
“El viento sopla hacia donde quiere. De la misma manera que oyes el viento pero no sabes de dónde viene ni adónde va, tampoco puedes explicar cómo las personas nacen del Espíritu.” Jn 3.8

Lastimosamente tendemos a pensar lineal a causa de nuestra costumbre a vivir contando el tiempo. Debemos resistirnos a pensar que la conversión tiene que ser necesariamente un momento único y crítico en la vida de una persona. Insistir en que nos digan en qué fecha y lugar se hicieron cristianos impide que los creyentes tengan una perspectiva diferente de la gracia divina. Si entendemos que el ser humano es complejo que aceptamos los cambios radicales muy lentamente, entonces no será un problema entender que hay aspectos de la conversión que no se pueden apreciar inmediatamente con una decisión inicial de recibir a Cristo a través de una oración.

La conversión se expresa a través de una serie de eventos que involucra a todas las áreas de la vida de una persona. Unos comienzan por una crisis emocional, otros por un convencimiento intelectual, otros por una experiencia totalmente espiritual, etc. Lo importante es continuar y llevar esa experiencia a una relación con Dios que involucre todo nuestro ser.

Mucha gente ve a la iglesia como débil, incluso creyentes la ven sin poder espiritual, sin vitalidad, sin impactar la sociedad ni la cultura. El número de personas que afirman ser cristianos pero que carecen de espiritualidad y madurez es la causa de esta conclusión. Todo lo que pido es que consideren la posibilidad de que una parte de este problema es el tener un concepto equivocado de la verdadera conversión. Dios conoce a los que verdaderamente están en Sus caminos. Nuestra parte es vivir con plena y sincera intención cada día para Él.
“Por sus frutos los conoceréis” Mt 7.20
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si se aman los unos a los otros.” Jn 13.35
“Como tú vives en mí, vivo yo en ellos para que estén perfectamente unidos. Así el mundo sabrá que tú me enviaste y que tú los amas a ellos como me amas a mí.” Jn 17.23


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