Es mejor dar algunos ejemplos que explicar cómo ocurre la inspiración del Espíritu Santo dentro de la comunión con Dios. Lee en voz alta y profundamente estas oraciones recibidas por inspiración. Notarás cómo la inspiración del Espíritu ministra todo tu ser. Cada párrafo es un momento diferente, o un día diferente cuando hablamos por inspiración.

Permanece en mi presencia y te mostraré todas las bendiciones que tengo para ti. Te amo, eres muy favorecido ante mi y te haré favorecido delante de tus compañeros también. El bien y la misericordia te seguirán todos los días de tu vida. Con poder santo reinarás en tu vida a través del sacrificio de Mi Hijo Jesús. Ningún mal te acontecerá ni plaga tocará tu morada ni tu familia. Permanece en mi presencia arraigado y cimentado en Mi amor.
Dt 28.13; Sal 23.5-6; Ef 3.16-18

Yo he visto los momentos cuando te has sentido sólo y abandonado, cuando te has quedado sin esperanzas. Hoy quiero recordarte quién tú eres realmente. Deja que mi Santo Espíritu confirme esta verdad en ti. Yo soy tu Padre, tú eres mi hijo. Hay una herencia irrevocable que es tuya. Mi propio Hijo Jesús dio su vida para que tú vivas. Eres una nueva criatura y has sido vestido con vestiduras de justicia. Te he dado vida eterna. Te he creado para buenas obras y te he prometido que puedes hacer todo por el poder de Cristo que te fortalece. Tú tienes la mente de Cristo. Tu vida está oculta dentro de Mi, porque mi Hijo vive dentro de ti. Te he llenado de la esperanza de la gloria de Dios. A través de Mi Hijo Jesús, todas tus necesidades son satisfechas. Mío eres tú. Rom 8.16-17; 2 Co 2.14,17; Ef 1.3-4; Fil 4.13,19.

¿Sabías que me deleito en ti? Tu continua dedicación a vivir una vida agradable a Mi, ha hecho que me regocije sobre ti con cánticos de liberación. Cuando te escucho renunciar a las cosas de este mundo me regocijo en ti. Yo he escuchado tus oraciones, me deleito en tu obediencia a mi Palabra. Has dejado toda inmundicia, rebeldía, malicia, fornicación y adulterio y yo he llenado tu vida con Mi amor. En vez de odio, celos y contención, mi gozo fluye en tu vida y mi paz te rodea. Permite que el fruto de Mi Espíritu fluya hacia otros a través de ti, mi amor te ha hecho más que un vencedor. Ninguna cosa jamás podrá separarte de Mi porque jamás te dejaré de amar. Sof 3.17; Ga 5.16,19-25; Rom 8.37-39

Venid, oíd todos los que teméis a Dios,Y contaré lo que ha hecho a mi alma. A él clamé con mi boca,Y fue exaltado con mi lengua. Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad,El Señor no me habría escuchado.Mas ciertamente me escuchó Dios;Atendió a la voz de mi súplica. Bendito sea Dios,Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia. Salmos 66:16-20

Hijo mío, siempre puedes contar con mi continuo amor. Toda la tierra está llena de mi misericordia. Yo seré refugio para ti, torre fuerte en contra de tus enemigos. Mis riquezas en gloria te fortalecerán tu ser a través de Mi Espíritu Santo. He cavado raíces profundas de amor en tu corazón. Te he establecido en amor. Aférrate al amor de Cristo, porque sobrepasa todo conocimiento y te llenará de Mi presencia. Si confías en Mi, te llenaré de gozo y paz, y tu vida rebozará con esperanza por el poder del Espíritu. La fe te inundará y mis dones de sanidades, prodigios, milagros, profecía, discernimiento, lenguas e interpretación fluirán a través de ti. Tú has sido redimido de la maldición de la ley, de la pobreza, de la enfermedad espiritual. Has vencido y vences amando. Yo soy el Grande, dice el Señor. Salmos 33.4,5; Ef 3.20; 1 Co 12.7-11

Hijo mío, aunque se estremezcan los cielos y la tierra, Yo seré siempre tu refugio. Pon mis palabras en tu corazón para obedecerlas y todo te irá bien. Harás prosperar todos tus caminos. Enseña mis palabras a tus hijos cuando estés en casa, en la calle o cuando vayan a dormir. Anda en mis caminos para que tus días y los días de tus hijos se alarguen. Yo seré fiel a ti por todas tus generaciones. Mi amor es firme y estableceré tu descendencia para siempre. Vivirás para ver a los hijos de tus hijos andando en Mis caminos. Dt 6.1-3; 11.18-21; Sal 89.1-4; 4.7-8; 28.1-3

Así como mi Hijo está en mi y Yo en Él, así yo estoy en ti. Mientras permaneces en mi palabra puedes pedirme lo que desees y te lo daré. Si me amas siempre guardarás mi Palabra. Mantente en mi amor. Te digo estas cosas para que mi gozo esté en ti. No fuiste tú quien me escogió, sino que Yo te escogí a ti para que lleves mucho fruto. Mi santo Hijo Jesús no rogó para que Yo te quitara de este mundo sino que te guardara de la maldad del mundo. Mi verdad te santifica. Yo te envío al mundo para que ellos me conozcan y crean por tu vida y tus palabras. Jn 14.20,17,25-27; 15.4-7.

Hijo mío, recuerda que Yo soy el grande y poderoso. Yo soy quien disipo a tus enemigos con mi brazo fuerte. Mi amor y mi fidelidad irán delante de ti porque tú me has honrado. Te guiaré a la luz de Mi presencia casa día. Encomienda todo lo que hagas a mí y yo estableceré tus caminos. Yo soy el que hago que todas las cosas resulten para bien de los que me aman. Me deleitaré en tu honestidad y verás el resplandor de Mi gloria, mi favor caerá sobre ti como lluvia en primavera. Cuando clames a mi, yo te responderé, Yo el Señor, quien tiene compasión de ti. Sal 89.1-29; Pr 16.12-16.

Yo soy el Dios que revela secretos y yo te revelaré mis secretos a ti. Te ayudaré a entender cosas ocultas desde la fundación del mundo. Entenderás la revelación de Mi voluntad y el propósito para tu vida. Abriré tus ojos para que veas Mi Reino. Las cosas que te revele te pertenecen a ti y a tus hijos. Cuando tu alma esté cargada de pesar, mi Palabra te fortalecerá y consolará. Seré fiel a ti por todas tus generaciones. Sea mi Palabra tu lámpara de noche y la guía de tu camino. Mt 13.35; Sal 119.

Si tú vienes a mí día a día, yo te enseñaré mis caminos para que puedas andar en mi senda. Mi senda es la senda de la vida. Si andas en obediencia gobernarás tu casa con autoridad y te pondré a cargo de mis asuntos. Como has hecho de mí tu deleite, haré que tu paso sea firme. Aunque tropieces no caerás porque Yo soy quien te sostengo y te dice: No temas. De todo mal camino has apartado tus pies por tanto te mostraré mi poderoso amor, fuerte y salvador. Eres la niña de mis ojos; Yo soy tu refugio dice el Todopoderoso. Is 2.3; Jer 7.23; Mr 4.11; Sal 17.6-8

Yo soy el Creador de todas las cosas. Le he dado a mis hijos bendiciones sin límites. Les he dado poder y autoridad. La batalla que peleas no es contra carne y sangre sino contra gobernadores de las tinieblas de este siglo en lugares celestes. Yo soy quien abro los cielos, quien envía ángeles guerreros para ayudarte en contra de cualquier interferencia demoníaca contra tu vida y tus oraciones. Ora continuamente, mi Espíritu opera a través de ti cuando clamas a Mí. Es orando que participas de mis propósitos en la tierra. Ef 1; 6.10-18.

Hijo mío, yo abrí los cielos al profeta Ezequiel para que me mirara en visiones. De igual manera yo abro los cielos sobre tu vida y tengas visiones de Mí. El príncipe de la potestad del aire ha sido derrotado y mis ángeles pelearán contra cualquier espíritu enviado a impedir que tus oraciones suban a mi presencia. A la voz de Mi mandato, granizo y fuego descenderá sobre tus enemigos. Te daré el rocío de la mañana y me mostraré a ti. El Espíritu Santo caerá como lluvia y los cielos serán llenos de alabanza a causa de mis grandes prodigios. Tú serás lleno del conocimiento de mis caminos y la iglesia manifestará mi sabiduría a los principados y potestades en lugares celestes. Hageo 2.6-7; Sal 89.5; Ef 3.10.

Yo he dado orden a la mañana y al amanecer, he establecido el curso de los días, meses y años. He colocado señales en el cielo y en la tierra. Tú eres justo. A los justos yo soy quien les doy dominio y verán mi glorioso poder. Serán vestidos con mi justicia y brillarán como el sol de la mañana. Mi luz se dejará ver y mi sanidad correrá velozmente. Yo escucho tu voz cuando clamas cada mañana y esperas en Mí. Yo soy tu refugio en tiempos de tribulación. Me place satisfacer a mis hijos y rodearlos con cánticos de liberación. Tú tendrás gozo cada día y todos los días de tu vida. Job 38.12; Sal 110.3; 143.1,8.