Para contactarnos:
¿Estás buscando algo?
Lo más reciente
Donaciones y ofrendas:
Contribuciones o pagos en línea.
Pagos seguros a través de:Enlaces Útiles
El queahacer de los padres con sus hijos es una de las tareas que más aplausos y recompensas debiera recibir.
Sin embargo, también cometemos errores y a veces dañamos a aquellos que hemos traído a la vida.
En miles de ocasiones he tenido que pedirles perdón a mis hijos por mi mala respuesta pecaminosa cuando he estado enojado. He tenido que sentarlo y decirle: “Hijo perdóname, he pecado contra ti. Dije cosas que no debí haber dicho. Estaba equivocado. He ensuciado esta misión sagrada que Dios me ha dado de criarte. Por favor, perdóname por haberte herido con mis palabras (o conducta)”.
Los padres creyentes saben que están puestos por Dios como representantes suyos ante los niños. La Biblia les llama “embajadores”, representantes de un reino cuyo Rey es Dios.
En el proceso de disciplinar a nuestros hijos pensamos que el reaccionar con ira es parte de la corrección para que los niños tengan miedo de desobedecer la próxima vez.
Hay padres que infunden temor profundo en sus hijos por medio de las explosiones de ira pero lo que no se dan cuenta es que los niños aprenden a temer a los hombres pero no están aprendiendo el temor de Dios.
Padres, la disciplina no consiste en que cumplamos nuestra agenda sino la de Dios. No consiste en mostrar enojo por sus pecados y ofensas sino en recordarles que su mal comportamiento ofende su Rey, que ellos son parte de Su Reino y por tanto deben obedecerle.
Puedes enseñarle a su hijo a temerte y forzarlo a comportarse mejor pero su cambio no producirá temor de Dios ni apego a la vida que agrada a Dios.
Como padre (o madre), la autoridad sobre tus hijos te la ha dado Dios, por tanto, no necesitas ser arrogante ni temerario. Su mundo necesita de ti.
¿Te gustó? Compártelo.
This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.
Contribuciones o pagos en línea.
Pagos seguros a través de:
Leave a Reply