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¿Por qué Dios creó? ¿Cuál es su lógica?
El propósito Dios es traernos a disfrutar de su vida de compañerismo para que nosotros también experimentemos la vida con Él y con las demás personas. Esta es la lógica de la creación, Dios continuamente comparte su vida con nosotros y con toda su creación.
La creación no surge a causa de un inmenso aburrimiento divino, tampoco es el resultado de una gran soledad en el interior de Dios. La creación es resultado del deseo divino de compartir Su vida, de darse a sí mismo.
La naturaleza misma de Dios es la comunión interna que inevitablemente lo lleva a compartir su vida con todo lo creado. Cada plan de Dios, cada diseño, consejo, decreto y acto divino nace de esta comunión incesante del interior de la divinidad. Dios es un ser único (Dt 6.4).
¿Para qué Jesús vino al mundo?
Dios envió a Cristo para llevarnos de regreso al hogar, restaurar la conexión del ser humano a la vida. Por eso debemos aprender a pensar de acuerdo a quiénes somos y a no a lo que podemos ser un día.
A la verdad nada es ordinario en nuestras vidas. En Cristo hay que reaprender todo lo que creíamos saber acerca de nosotros y de los demás. Cristo es la llave que abre el misterio de la cotidianeidad, de los juegos de futbol, del béisbol, las acampadas, el noviazgo y el amor maduro. Él es la respuesta de a las preguntas de nuestra humanidad, desde estudiar, cocinar o administrar una tienda hasta pintar casas, hacer amigos, reir y disfrutar la música.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de él y sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
Jn 1.1-4
No hay nada de ordinario en ti y ni en tu vida. Tú y tu vida son la expresión viva de la gloria, la belleza y el amor de Dios. Preciosa verdad, ¿cierto?
En la Biblia se nos compara con piedras vivas, no con ladrillos hechos por hombre. En esta metáfora Dios hace una distinción real de cada ser humano porque las piedras son únicas y todas diferentes: ninguna piedra tiene la misma forma, tamaño o tonalidad. Somos piedras vivas construidas para un altar sagrado (1 Pe 2.5). Es necesario que cada persona sea quien es en Cristo, con sus particularidades, preferencias, ocurrencias y talentos. No es la voluntad de Dios que estemos construyendo un altar para Él hecho de ladrillos que nosotros mismos fabricamos porque no somos ladrillos ante el Señor sino piedras vivas. No fuimos liberados de la esclavitud del egoísmo para ser como otro cristiano(a).
La propósito de Dios para ti es que seas la mejor versión de ti que que puedas ser, cumpliendo un destino único donde disfrutas verdaderamente de Su vida al máximo.
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