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Hemos vivido casi toda la vida ministrando falsedades al corazón y hemos creado un falso sentido de identidad. A veces no creemos de todo corazón que de verdad hemos muerto con Cristo y hemos resucitado con Él, con una nueva identidad. Es por eso que debemos renovar nuestra mente en esta nueva identidad más que en cualquier otra área de la vida. La identidad es la raíz del árbol de nuestra vida. Nuestro comportamiento es simplemente la fruta. Atrévase a creer y vivir como si la Palabra de Dios fuera su única norma absoluta y gustará que Dios es bueno. Camine al próximo nivel. Nuestro trabajo es CREER.
Todos hemos asumido una identidad. ¿Cómo que asumido? ¿Acaso no soy quien pienso que soy?
Lo que ocurre es que la identidad que hemos aceptado como propia se basa en la interpretación de cada experiencia que hemos tenido sea buena o mala.
La Biblia nos dice que nuestro corazón está cubierto de huellas, que son la fuente de gran parte de nuestro caos y dolor, esto es literalmente lo que se traduce como endurecimiento del corazón, Ef 4.18 “teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón”.
El endurecer el corazón es una decisión propia en respuesta a un evento externo. Ninguna persona puede meter su mano en mi cerebro y causarme enojo, ni ira, sino que es mi propia respuesta a la actitud de la persona o a cómo interpreto las circunstancias en un momento dado en mi vida.
En medio de una prueba pueden pasar dos cosas: escuchamos la voz de Dios y crecemos o nos llenamos de amargura y apartamos de Dios.
¿Tiene remedio el corazón endurecido?
Al corazón endurecido no lo puedes arreglar ni aconsejar, lo único que le puedes hacer es amar. El amar nos protege a nosotros pero no hace mucho por el que tiene el corazón endurecido por una niñez traumática ni por los engaños y traiciones de seres queridos.
La cura bíblica es recibir un corazón nuevo, lo cual sucede cuando crees lo que Jesús hizo por medio de Su resurrección, y decides que sea Él como Señor quien determine tus decisiones y opiniones en la vida.
“Con el corazón, el hombre cree para justicia” Rom 10.10.
Cuando creemos la verdad sobre Jesús de todo corazón, nacemos del Espíritu y recibimos un corazón nuevo como resultado del nuevo nacimiento.
Dado que el corazón está íntimamente ligado a la identidad (quién creemos que somos), el nuevo corazón provocará un cambio instantáneo en cómo nos percibimos a nosotros mismos.
Lo triste es que a veces permitimos que esta realidad se nos escape mientras somos seducidos por el engaño de la religión.
Mientras perdemos contacto con nuestro corazón y aceptamos la falsa idea de que ahora tenemos que ser justos, en lugar de recordar que somos justos, comenzamos a pensar que todavía somos esa persona que nuestras experiencias pasadas definen. Cualquier pensamiento, idea u opinión que tengamos de nosotros mismos que no esté basada en la nueva creación en Cristo es una ilusión, un argumento (2 Co 10.5), una oposición a la verdad que pondrá freno a nuestra vida espiritual y la dejará muerta y seca, en un estado que se distinga poco de un incrédulo.
Pr 28:14 “Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; Mas el que endurece su corazón caerá en el mal.”
¿Quién soy yo según las Sagradas Escrituras?
(Sólo unas pocas verdades que usted puede decirse en voz alta, meditarlas en su corazón y creerlas).
Mateo
Soy la sal de la tierra (5:13).
Soy la luz del mundo (5:14).
Juan
Soy hijo de Dios (1:12).
Soy parte de la vid verdadera y un canal de la vida de Cristo (15:1,5).
Soy amigo de Cristo (15:15).
Soy elegido por Cristo para llevar Su fruto (15:16).
Romanos
Soy siervo de la justicia (6:18).
Soy hecho siervo de Dios (6:22).
Soy hijo de Dios; espiritualmente, Dios es mi Padre (8:14,15; Gálatas 3:26; 4:6).
Soy coheredero con Cristo, comparto Su herencia junto con Él (Romanos 8:17).
1 Corintios
Soy templo y morada de Dios. Su Espíritu y Su vida viven en mí (3:16; 6:19).
Estoy unido con el Señor, y soy un espíritu con El (6:17).
Soy miembro del cuerpo de Cristo (12:27, Efesios 5:30).
2 Corintios
Soy una nueva creación (5:17).
Estoy reconciliado con Dios y soy ministro de reconciliación (5:18,19).
¿Por qué esto es importante?
Porque nadie puede vivir diferente a cómo se percibe a sí mismo.
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