Las mujeres, más que los hombres, son constantemente asediadas por imágenes en los medios de comunicación que sugieren que deben adorar la juventud y temer la vejez. El envejecimiento es causa de preocupación excesiva y les quisiera ahorrar este tormento. Lea y comparta.
Más que nunca las mujeres están siendo llamadas sin palabras (con lenguaje visual) a no aceptar la dignidad propia de su edad. Por pobre que parezca a la vista de quienes buscan sacarle dinero al autodesprecio, el culto a la belleza física y la aceptación social, las mujeres que sobrepasan los 40 años siguen siendo bellas en el buen sentido de la palabra.
Hoy quiero llamar a todas las mujeres a redefinirse más allá del lente publicitario, del condicionamiento social y sexual. Estoy llamando a las mujeres a cerrar la brecha hacia esa próxima etapa de sus vidas si en verdad quieren ser felices y vivir con pasión. Les digo, esta próxima etapa de la vida tiene sus encantos, su sabiduría, su disfrute y su honor. Mujeres: no teman a los 40.
De alguna manera ustedes deben dar sentido a sus vidas para ir más allá de las limitaciones que impone la cultura o la sociedad. Dentro del cristianismo tenemos esta frase “contra-cultura cristiana” acuñada por John Stott. Con esta frase resumimos el estilo de vida que Cristo enseñó a sus discípulos. Lo que Cristo enseña es una forma diferente de vivir basada en los dos grandes mandamientos divinos: el amor a Dios sobre todas las cosas y el amor al prójimo como a nosotros mismos.
Jesús enseñó que la obediencia a la ley divina se practica a la par del máximo disfrute de vivir porque, a fin de cuentas, los mandamientos divinos tienen el propósito de llevarnos a una mejor clase de vida (Ga 3.24).
Después de los 40 por lo general, los hombres entran en la andropausia y las mujeres en la menopausia. Hace un tiempo tuvimos una charla acerca de la andropausia en una reunión de hombres. Estamos pensando hacer una para mujeres.
Me dirijo a la dignidad de la mujer y deseo alentarle con algunos puntos importantes:
1. Algunas mujeres menopáusicas sienten que el deseo de tener intimidad simplemente se ha ido. Se quejan a sus esposos cuando estos le mencionan la palabra sexo y se resignan pensando que ahora es un asunto “menos importante”. Sin embargo, siguen experimentando grande estrés en su relación. ¿Podría este estrés ser posiblemente el producto de tensiones sexuales ignoradas y las decepciones sin resolver en la relación?
2. Si el patrón de una mujer hasta sus 40 ha sido complacer al hombre, lo cual es un rasgo característico en las mujeres en sentido general (y nosotros los hombres lo agradecemos infinitamente porque sin ellas no sé qué sería de nosotros) ya a esta edad de los 40+ su sistema interno está en máxima alerta diciéndole al marido: ¡No más!
3. Las emociones de la mujer adulta a veces pueden volverse incontrolables y sus hormonas pueden causar grandes estragos en su cuerpo que antes era “hermoso”.
4. Su paciencia ha aumentado hasta las nubes y puede aprender de la historia de su vida y de la de otros sin morir de amargura criticando lo ajeno. La mujer adulta es, por lo general, una mujer sabia.
Quiesiera alentar a cada mujer adulta a honrar su edad, a sacar partido a lo que verdaderamente ha dado buenos frutos a lo largo de su vida, aprender y repetir esos buenos pasos.
No comprendo por qué mujeres de edad madura se visten como si fueran adolescentes, con sombreros obscenos y encima exigen el derecho de asesinar a sus hijos. Otras hacen marchas sociales en una combinación de inmadurez y depravación inigualables.
Las mujeres son muy capaces. La Biblia dice en Proverbios 14.1 que además de tener la capacidad de destruir sus casas, las mujeres también tienen la capacidad de construir sus casas.
Las mujeres tienen una verdadera dignidad. Se manifiesta al poner a un lado el egocentrismo y ocuparse de otros por amor a Dios. Las mujeres cristianas, en particular, son capaces de dejar sus aspiraciones y sueños personales ante el altar porque han confiado en Cristo quien les prometió que se les devolverá cien veces más lo que un día entregaron (Mr 10.28-31).
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