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¿Cómo tomo buenas decisiones?
Les comparto los pasos prácticos cuando en mi andar diario debo tomar decisiones morales. Más importante que los pasos es comprender el motivo por el cual se toman. Si no te doy las raíces y el tallo, la flor se marchitará rápidamente en tus manos. Intentaré poner al descubierto las raíces de las cuales brotan las flores de mis elecciones morales.
Las buenas decisiones son elecciones morales. Por ejemplo, prefiero vainilla antes que chocolate, esta preferencia no es una elección moral. Pero preferir ser honesto en lugar de engañar a alguien es una elección moral porque está definida y ordenada por nuestro Creador.
¿Cómo llego a preferir una cosa antes que otra de tal manera que lo que prefiera sea lo correcto?
Para responder a esta pregunta, debe definirse el término “correcto”. Debemos preguntarnos: ¿Qué constituye lo correcto de una elección moral?
El Dios y Padre de nuestro Señor Jesús ha revelado lo que es agradable y correcto a través de las Escrituras. ¿Qué constituye lo correcto de una elección moral?
La respuesta típica es inadecuada. Si decimos, por ejemplo, que lo que Dios quiere se define a través de actos externos como no matar, no robar, etc. sin examinar el motivo por el cual se realizan los actos, entonces hacer la voluntad de Dios puede no tener ningún valor moral. Puede suceder que Dios quiera cosas que cuando los hombres las realizan sean pecado. Por ejemplo, Dios quiso que los asirios destruyeran el reino del norte de Israel (Is 7.17-19), pero pecaron al hacerlo de acuerdo al profeta Isaías (Is 10.12) porque lo hicieron con arrogancia. Por lo tanto, es ambiguo e impreciso decir que una elección moral consiste en hacer el acto que Dios quiere que se haga porque un acto hecho sin el motivo correcto carece de bien moral.
Una decisión es buena cuando está motivada por una percepción de la verdad y un deleite en la belleza moral del acto escogido. Para elegir correctamente, debemos preferir no sólo un acto agradable a Dios sino también sentir un profundo acuerdo con Dios de que el acto es moralmente bueno y digno de alabanza.
Por ejemplo, no mentir, que en cierto sentido es voluntad de Dios, no tiene valor moral a menos que se haga por una verdadera comprensión y deleite de la belleza moral de decir la verdad. Otro ejemplo, en Rom 12.13 Pablo exhorta a los creyentes a suplir para las necesidades de los santos. Pero 2 Co 9.7 dice que no lo hagamos “por obligación, porque Dios ama al dador alegre”. Es decir, el simple acto de dar a los pobres puede no ser un acto moralmente bueno a menos que haya deleite, alegría en la belleza moral del dar, o sea, de la generosidad.
Pablo en 1 Co 13.3 dice “Si doy todas mis posesiones para alimentar a los pobres. . . y no tengo amor, de nada me sirve”.
Como el amor “no busca lo suyo” sino que “se regocija en la verdad”, nuestra motivación a ser generosos no es el interés propio, ni el ser visto de los demás, nuestra motivación es el deleite en la verdad de que la generosidad hacia los necesitados es moralmente buena.
¿Cómo tomo buenas decisiones?
“Hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Fil 4.8
Antes de tomar una decisión me hago estas preguntas:
¿Es verdad?
¿Es honesto si lo hago?
¿Es justo?
¿Es puro?
¿Se sentirá la otra persona amada?
¿Es honorable y muestra respeto propio?
¿Es digno de admiración o virtuoso?
¿Cuando las personas miren el acto van a alabar a Dios?
Cada respuesta a estas preguntas tiene que ser afirmativa, sin saltarse una de ellas. Es mi guía y lo que enseño a mis hijos a la hora de tomar decisiones. ¿Lo hago siempre y no me equivoco? Ni en sueños pero trato, me esfuerzo en seguirlo porque he probado que hace brotar la vida. Son guías para vivir, no para morir señalando o juzgando a otros que no las siguen.
En la ley sagrada está condensado de esta manera:
“No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, YAHVE.”
Lv 19.18
Haga la prueba, hacer bien nos hace sentir muy bien.
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