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Resulta útil leer varias traducciones de las Sagradas Escrituras, sobre todo en temas donde la tradición ha dejado su huella en los traductores a través del tiempo.
Temas como el castigo y la disciplina de Dios se tienden a malinterpretar mucho.
Por ejemplo, tradicionalmente nos ha enseñado que Dios usa el dolor y el sufrimiento para enseñarnos. Sin embargo, la Biblia dice que Dios usa la Palabra y el Espíritu Santo.
En la parábola del sembrador en Mr 4.1-8; 14-20, vemos que la semilla (la Palabra según Mr 4.14) crece y da fruto, y por otro lado el dolor, el sufrimiento, y las preocupaciones de esta vida ahogan la palabra, y la hacen infructuosa. O sea, que el dolor y el sufrimiento trabajan en contra de la Palabra sembrada y no a favor.
Creemos que Dios derramó sobre Cristo la ira y castigo por nuestros pecados según el profeta Isaías hablando de Jesucristo: Is 54.4-6. Y que Cristo es quien nos libra de la ira venidera, conocido también como el día de la ira de Jehová (1 Tes 1.10)
Citas bíblicas:
παιδεύω: Instruir (a un niño), disciplinar, castigar con la intención de mejorar el comportamiento.
Hechos 7:22; 22:3; Tit 2:12; 1Ti 1:20; 2Ti 2:25; Lc 23:16, 22; 1Co 11:32; 2Co 6:9; Heb 12:6, 7, 10; Ap 3:19
τιμωρέω: Castigar con la intención de causar el sufrimiento que se merece, sufrir a causa de la injusticia cometida. Hechos 22:5; 26:11.
El sustantivo usado en otros pasajes es:
κόλασις: Castigo. Mt 25:46; 1Jn 4:18+; Mr 3:29; 2 Pe 2.9.
Del verbo κολάζω que significa castigar con implicaciones de sufrimiento severo, como Mt 25.46 y 2 Pe 2.9.
No es Dios quien aflige con dolor o trae sufrimientos a nuestra vida para castigarnos o enseñarnos. Lo cual no quita el hecho de que a pesar de todos estos males el creyente lejos de flaquear crezca y se fortalezca en la fe. Es importante diferenciar una cosa de otra, que no es Dios el causante pero si le obedecemos en esos momentos nos aprovechará mucho su enseñanza.
Por ejemplo, la palabra griega que traduce “castiga” en Heb 12.6 significa “enseñar a un niño.” Habla específicamente de una forma de instrucción a los niños, la cual se realiza con ternura y convincentemente. Es cierto que Dios nos dejará ir a donde elijamos, pero nunca de una manera destructiva. Él amorosamente nos obliga a volver a la senda de la vida.
En conclusión, Dios no castiga a sus hijos (los que están en Cristo) en el sentido de infligirles dolor o sufrimiento, sino como un padre que disciplina e instruye al niño para una mejor actitud en la vida, para enseñarle cómo vivir plenamente.
¿Por qué viene el dolor a nuestra vida? Examinemos varias causas:
1. Cuando no sigo a Dios en integridad y de acuerdo a la verdad, termino rodeado de situaciones difíciles, la mayoría producto de las malas decisiones que tomé, o producto de fallar en tomar las buenas decisiones. En esas situaciones clamo a Dios y Él me enseña. Convierte la maldición en bendición (Dt 23: 5). El dolor no era de Dios; yo mismo lo podría haber evitado si seguía las instrucciones del Señor pero no lo hice. Ese dolor sólo tiene valor como un indicador de no andaba por buen camino. El camino del Señor no es negociable.
2. Nuestra conciencia a menudo nos trae dolor. Cuando reconocemos la verdad y damos cuenta de que no andamos por buen camino, nuestro propio corazón (o conciencia) nos aflige con dolor. El dolor puede usarse como indicador en el mejor de los casos o puede ser lo que nos lleve a la condenación. De cualquier manera, no es Dios el causante del dolor; el dolor es nuestra respuesta al darnos cuenta del mal camino que tomamos.
El dolor es casi siempre un asunto elección personal o respuesta personal. Mientras me sirva como indicador me daré cuenta de que no es Dios. Aunque Dios siempre se aparece cuando clamamos a Él en medio de las tragedias no debemos suponer que es Él quien las inicia con tal de enseñarnos algo. Repetimos, Dios usa la Palabra y el Espíritu Santo para enseñar a Sus hijos.
Podemos confiar incondicionalmente en Dios porque Él nunca traerá dolor a nuestra vida. La fe obra por el amor (Ga 5.6). Nunca se podrá amar a una persona a la que se le tiene miedo. Si usted piensa que Dios le hará daño, siempre le tendrá miedo. 1 Juan 4:18 NTV dice: “… el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios.”
Hay un evento escatológico, conocido como el día de la ira de Dios, donde claramente es Dios quien va a castigar al pecador impenitente. En Joel 1:15 Dios vuelve a decir: “Ay del aquel día, porque cercano está día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso.” Sofonías 1 da detalles de cómo será ese día: “Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto; día de alboroto y de asolamiento, día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento; día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres…”
Así, amado lector, ven a los pies de Cristo Jesús “entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones…” Heb 3.15; 4.7.
Bibliografía usada:
Nestle Alland. Greek New Testament. 27th Edition.
Concordancia Manual Y Diccionario Griego-Espanol Del Nuevo Testamento
Dictionary of Biblical Languages With Semantic Domains: Greek New Testament
Greek-English Lexicon of the New Testament Based on Semantic Domains
Léxico Griego-Español del Nuevo Testamento
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