¿Cuál es la causa de inmadurez espiritual?
Hay personas que hacen todas las disciplinas espirituales como orar, ayunar, leer la Biblia, dar gracias, hacer silencio, someterse, hacer amistades, tener tiempos devocionales, etc. sin embargo no parecen crecer espiritualmente. ¿Por qué?
Veamos:
1 Corintios 3.1-4
3 Y yo, hermanos, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niñitos en Cristo.
2 Les di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo, y ni aún ahora pueden;
3 porque todavía son carnales. Pues en tanto que hay celos y contiendas entre ustedes, ¿no es cierto que son carnales y andan como humanos?
4 Porque cuando uno dice: “Yo soy de Pablo”, mientras otro dice: “Yo soy de Apolos”, ¿no son carnales?
Cuando el corazón no está involucrado en las actividades espirituales no se produce ningún cambio permanente. La razón por la que los corintios no podían recibir mayor revelación, entendimiento de la realidad de Dios, el propósito de la vida, y demás asuntos vitales, no era porque Dios les retenía el conocimiento, ni porque Pablo no quería enseñarles sino porque no podían recibirlo (v.2).
¿Por qué no eran capaces? Porque tenían conflictos sin resolver que le ocupaban la mente (atormentaban). Como sus mentes no tenían espacio para nada más, pues nada más podían recibir.
De manera que estaban estancados porque sus corazones, aunque hicieran cualquier actividad espiritual, no estaban involucrados a causa de los conflictos internos sin resolver (1 Co 3.1-4).
¿Qué es ser espiritual? De manera simple, es ser totalmente gobernado por el Espíritu Santo.
En 1 Pe 2.1-2, el apóstol Pedro da una exhortación al crecimiento espiritual:
1 Habiendo pues dejado toda maldad, todo engaño, hipocresía, envidia y toda maledicencia,
2 deseen como niños recién nacidos la leche de la palabra no adulterada para que por ella crezcan para salvación.
Para crecer espiritualmente hay 2 cosas que hacer: quitar la malicia y desear la verdad de la Palabra de Dios.
Tanto la voluntad de dejar la malicia como el deseo por las cosas espirituales tienen que dominar el corazón. El corazón tiene que estar profundamente involucrado.
La carnalidad es la manifestación de un corazón corrompido. Lo más común que corrompe el corazón es la mundanalidad cuando la aceptamos, cuando abrazamos las ideologías del mundo. Esto genera celos y contiendas (v.3).
Ga 5.19-21
19 Las obras de la carne son evidentes. Estas son: inmoralidad sexual, impureza, desenfreno,
20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos,
21 envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, de las cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Los creyentes no crecían espiritualmente porque tenían contiendas entre ellos. “He sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay contiendas entre vosotros.” 1 Co 1.11.
¿Cómo puede una persona madurar?
Alimentando su vida con Palabra de Dios y actuando de corazón según lo que agrada a Dios.
La madurez de una persona se mira según su dieta. Pablo les dice:
1 Co 3.2 “Les di a beber leche y no alimento sólido, porque todavía no podían recibirlo, y ni aún ahora pueden.”
A medida que la persona crece cambiará su dieta.
La Palabra viva de Dios es alimento espiritual y puede ser leche (1 Pe 2.2), pan (Mt 4.4), carne (Heb 5.11-14) e incluso miel (Sal 119.103). Así como el cuerpo físico necesita una dieta equilibrada para mantenerse sano, el ser interior necesita una dieta equilibrada de alimento espiritual. El bebé comienza con leche y hace berrinches porque es pequeño y no sabe, pero a medida que crece y se desarrolla necesita de alimentos sólidos.
No es difícil saber la madurez o inmadurez espiritual de un creyente, si descubre qué tipo de dieta come. Es necesario cuidar el corazón.
El hombre perverso levanta contienda. Pr 16.28
El que ama la transgresión, ama la contienda. Pr 17.19
Los labios del necio provocan contienda. Pr 18.6
Lot permitió la contienda de sus pastores con los de Abram (Gn 13.7).
Abram no permitió la contienda (Gn 13.8)
Israel entró en conflicto con Dios (Ex 17.7; Nm 20.13) en Masah y Meriba.
Miriam y Aarón murmuran contra Moisés (Nm 12).
Israel murmuró contra Moisés, Aarón y Dios en el desierto( Ex 15.24; 16.2; Num 16.41; 14.27).
Los obreros de la viña murmuran contra el padre de familia (Mt 20.11).
Simón murmura contra la mujer que derramó su perfume en la cabeza de Jesús (Mr. 14.5).
Los escribas y los fariseos contra los discípulos (Lc 5.30)
Los griegos murmuran contra los judíos (Hch 6.1).
Hay muchos ejemplos de cómo la vida es un reflejo del corazón. Al hablar de corazón nos referimos no al órgano físico sino al ser interior donde se piensa y se siente, donde se interpreta todo lo de adentro y de afuera.
Hay personas que se creen con el derecho de hacer comentarios sobre otras personas, denigrando, menospreciando y hasta calumniando, ignorando que Dios le llama pecado a la murmuración, la cual, por cierto, tiene graves consecuencias.
Cuando se habla mal de una persona en ausencia de ella, está saliendo la falta de integridad y de amor del que murmura o calumnia.
La persona que se respeta y se estima a sí misma considera a los demás de esa misma manera. Pero el que condena a otro se juzga y condena a sí mismo(a) acarreando condenación (Rom 2.1).
Los conflictos sin resolver atentan contra la unidad y bienestar de la propia persona y de sus relaciones; de la familia, su grupo de trabajo, sus vecinos, amigos, hermanos o la iglesia.
Stg 4.11-12
Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?
Ga 5.16-17
16 Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne.
17 Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran.
Hay personas que hacen todas las disciplinas espirituales como orar, ayunar, leer la Biblia, dar gracias, hacer silencio, someterse, hacer amistades, tener tiempos devocionales, etc. sin embargo no parecen crecer espiritualmente. ¿Por qué? Porque sus corazones no están presentes en la actividad espiritual que realizan.
Mt 22.37-40
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Este es el primero y grande mandamiento.
39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Cada uno de nosotros debemos tomarnos el tiempo de resolver los conflictos internos cuanto antes con el fin de aprender a amar.
Puede ser difícil pero es el único camino a la libertad.
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