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Texto base: Mt. 16.13-20.
Desde hace dos mil años se está hablando continuamente de las verdades del Reino de Dios, no hay nada nuevo, todo está revelado, el reino se ha establecido no solo en lugares sino en los corazones de aquellos que esperan su venida.
El protagonista del capítulo 16 es la iglesia. El libro de Mateo expresa continuamente el Reino de Dios, en donde Jesús habla por primera vez de la iglesia, enunciando su edificación y trasfiriendo verdades sobre las cuales la iglesia se hace y se sostiene, o de lo contrario pasaría a ser simplemente un club de amigos.
Ante esto, Jesús muestra las cualidades que la iglesia debe tener, empezando con la pregunta que hace a sus discípulos ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?, donde estos responden. Luego el Señor, sin decir comentario alguno al respecto, lanza una nueva pregunta, y vosotros, ¿quién decís que soy yo?. Esto refleja que Jesús estaba más preocupado por lo que pensaban sus discípulos, su iglesia, que lo que podían pensar los demás. A la pregunta Pedro respondió Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Ante esta respuesta Jesús la uso y le profirió a Pedro ser bienaventurado, porque no se lo reveló carne ni sangre, sino el Padre que está en los cielos. Hubo una revelación.
Cuando El Señor habla de la iglesia se refiere a nosotros, a quienes nos profiere ser bienaventurados, porque en nuestra vida hubo una revelación, estableciendo que nuestra vida está basada en que Él es el Mesías, El Cristo, El Señor, El Rey de Reyes, el Alfa y Omega, principio y fin. Esta revelación nos hace entender que nada tiene sentido si Él no es nuestro pastor. La iglesia se basa en esa, la mayor revelación para nuestras vidas. Entonces cabe la pregunta ¿Quién es Cristo para ti?. En su repuesta está basada la victoria del cristiano.
La vida de los siervos de Dios no se debe basar en lo que tenga o posea, debe estar basada en Cristo Jesús. Pero en este tiempo se ha desviado la visión de la cruz y se ha estado orientando la mirada en las cosas del mundo. Nuestra firmeza en la roca nos revela que si tengo o no tengo yo le amo, si me da o no, yo le sigo amando igual. Debemos desviar la mirada de las cosas que no edifican y poner nuestra mirada en el autor y consumador de la fe.
Por lo tanto, las vigilias, ayunos u otros, serán solo prácticas y nosotros seremos simples religiosos si no sabemos para quien las hacemos. La revelación de Cristo en nosotros cambia completamente nuestras vidas. Juan 17 3. Esta es la vida eterna que te conozcan a ti el único Dios verdadero y a Jesucristo.
La segunda verdad del reino se expresa cuando El Señor dice “yo también te digo que eres Pedro y sobre esta roca edificare mi iglesia”. Hay un sentido de pertenencia.
La roca es una metáfora para explicar la verdad. En Mateo 5 Jesús habla de dos cimientos, la casa de sobre la arena o sobre la roca, esta última es para aquel hombre prudente que oye sus palabras y las coloca por obra. Hoy en día las personas se alejan de la iglesia por los problemas, pero, ¿Y quién no los tiene?, sin embargo, debemos seguir en pie anunciando el Reino de Dios. Yo creo que es tiempo de entender que los problemas son oportunidades para ver la gloria de Dios.
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