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Hemos reducido el nacimiento de Jesús a una historia de niños sin importancia en la vida real. Pocas personas se dan cuenta de que, en realidad, Jesús nació y fue crucificado, en el preciso momento que la Biblia profetizó. Las circunstancias que rodearon Su nacimiento fueron profetizadas con gran detalle y conocer cómo fueron cumplidas edifica tremendamente la fe.
La profecía no existe para impresionarnos. Dios siempre nos dice el fin antes de que ocurra ¿por qué y para qué? Para prepararnos para el futuro. Algo que los estudiosos bíblicos del tiempo de Jesús pasaron por alto.
No me refiero a la profecía que es para edificación, sino la predicción de eventos que revelan el fin desde el principio.
Si la iglesia conociera el nivel de detalle cumplido en las profecías acerca de la primera venida de Cristo, estaría emocionada esperando el cumplimiento de la segunda venida de Cristo. Ambos eventos profetizados con mucho detalle.
Gn 22:18 “En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.”
La simiente de Abraham no fue su hijo Isaac. Esa promesa fue repetida a Isaac, hijo de Abraham en Gerar:
Génesis 26:4 “Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente”
Y más tarde fue pasada a través de Jacob, nieto de Abraham:
Gn 28:14: “Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.”
¿Quién es la simiente de Abraham que tiene el poder de bendecir todas las familias de la tierra? Cristo Jesús:
Ga 3:8 “8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.”
El Espíritu dice claramente que Cristo Jesús es la simiente prometida y que la bendición está íntimamente relacionada a la justificación por fe. Vivir en justicia (rectitud: como debe ser) es el camino de la bendición.
Le invitamos a escuchar este mensaje.
¡Sane su corazón y sanará su vida!
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