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Quiere decir que el arrepentimiento no se trata de palabras sino un cambio en las creencias o convicciones que produce vida, el arrepentimiento es una virtud.
¿Cómo reaccionamos cuando nos dicen: ¡usted tiene que ser agradecido!? ¡Bien!
¿Y si le dicen: ¡tiene que aprender!? ¡Bien!
Tanto el ser agradecido como ser educado son virtudes.
¿Y si le dicen: ¡usted tiene que arrepentirse!? ¿Cómo reacciona?
¡El arrepentimiento también es una virtud!
En los evangelios, Cristo llama a un joven rico a arrepentirse Mt 19.20,21.
¿Dónde tenía que cambiar el joven rico? En el área de la autocomplacencia.
¿Cómo? Negándose a sí mismo. La manera de salir de la cárcel no era reprendiendo a un demonio de avaricia o autocomplacencia, era vender todo lo que poseía, dar el dinero a los pobres y luego seguir a Cristo.
La rectificación del alma es el trabajo de arrepentirnos.
Arrepentirse pone la responsabilidad sobre nosotros pero también pone la autoridad y el poder sobre nosotros. Si el demonio es el culpable de uno estar como está, ¿por qué Dios nos hace responsables a nosotros y no al demonio? ¿Por qué Dios le llama a satanás el acusador y no el culpable? Porque tenemos la autoridad y control sobre nuestras vidas pero nos asusta tal responsabilidad y culpamos a otros de nuestras malas decisiones, errores y pecados.
En el caso de Zaqueo, el arrepentimiento significaba devolver todo lo que había tomado injustamente, Lc 19.8.
Nos arrepentimos de nuestra conducta y no de nuestras opiniones o pensamientos y por eso no cambiamos permanentemente.
Sin convencimiento interior no hay cambio permanente.
El arrepentimiento de David estuvo marcado por tristeza y remordimiento como Judas Iscariote, sin embargo, no estuvo centrado en sí mismo sino en Dios. Su arrepentimiento estaba cargado de la esperanza del perdón y una nueva oportunidad en la vida (Sal 51).
La línea que separa la depresión de la tristeza es la esperanza.
David haber sido confrontado acerca de su adulterio con Betsabé y su complicidad en el asesinato del esposo de Betsabé, el general Urías, quien defendía su reino, era su amigo. (2 S 11,12). El salmo 51 muestra el proceso de arrepentimiento a través del cual David descubre la misericordia de Dios. Leamos el salmo 51.
David descubre que su alma era como una cebolla, capa tras capa de engaño y pretensión que impedían que se diera cuenta de su verdadera condición espiritual.
David comienza con dolorosa confesión, asume su responsabilidad, encuentra esperanza y perdón en Dios. Sal 27.13.
¿De qué tenía que arrepentirse David? De colocarse por encima de la ley de Dios.
Tuvo que arrepentirse de abuso de poder, deslealtad, infidelidad a Dios, traición a su amigo el general, mentir, engañar, adulterar, y cambió su vida para siempre, se convenció del amor y la fidelidad de Dios, de que aunque su propio hijo Absalón buscara su vida para matarlo ya no usaría más su poder para destruir sino para edificar y le dijo a Jah – yo quiero edificarte un templo.
David reconoció que todo lo que le estaba pasando era parte de un cuadro más grande, de haberle fallado a Aquel que le había dado y prometido tanto.
De acuerdo a todas las leyes imaginables David se había descalificado a sí mismo tanto de las promesas y como de las bendiciones otorgadas por obediencia a la ley de Dios.
La gracia de Dios jamás había sido tan probada como lo fue con el caso de David.
Y si la gracia tenía límites, el comportamiento de David los había sacado.
Oseas fue obligado a casarse con una mujer infiel, Os 1.2. Herido por la infidelidad de su esposa, el profeta la amenaza, pero enseguida se da cuenta de que a causa de su amor por ella, haciéndole daño con las amenazas, se está haciendo daño también a él mismo.
Oseas tuvo que cambiar su manera de pensar acerca del amor de la juventud y cuánto es más es de grande el amor de Dios por su pueblo.
1 Pe 2.21-24
¿Qué pienso acerca de sufrir haciendo el bien?
¿Qué pienso de no amenazar cuando me agreden?
¿Qué pienso de no vengarme o tomar la venganza en mis manos?
La Biblia nos instruye no sólo a no tomar venganza sino que además Jesús nos manda a no resistir al que es malo (Mt 5.39). ¿Qué ejemplos hay?
José perdona a sus hermanos – Gn 45:4-15
David conserva la vida de Saúl – 1 Sam 24:8-15
Eliseo alimenta al ejército de arameo – 2 Rey 6:8-23
Los cristianos hebreos, “aceptaron gozosos” el despojo de sus bienes – Heb 10:32-34
¿Aceptar gozoso el despojo de mis bienes?
Cristo destruye la maldad a fuerza de bondad. La muerte pierde su aguijón (1 Co 15.54-57) para convertirse en el camino hacia la Vida.
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