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Ga 6.7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
La siembra viene antes de la cosecha. El principio de siembra y cosecha opera así:
1. Siempre cosechas lo que siembras, no otra cosa.
2. Siempre cosechas más de lo que siembras, nunca en igual proporción.
3. Siempre cosechas en un tiempo diferente al que cosechas.
De la semilla de pepino no sale calabaza. Gn 1.11. Cuando una persona siembra amor y bondad, tendrá una cosecha de amor y bondad; el que siembra misericordia, misericordia tendrá; quien siembra juicio, juicio recibirá, solo que siempre en mayor cantidad al que sembró. El que siembra amargura y resentimiento recibirá una cosecha multiplicada de amargura y resentimiento.
Hay creyentes que se burlan de Dios, ¿cómo? Según Gálatas 6.7 violando la ley de siembra – cosecha, se engañan a sí mismos. Siembran plátanos y esperan mangos. Siembran malas semillas y luego reclaman a Dios el por qué están como están, claman diciendo “¿por qué me están pasando estas cosas malas a mí?” Necesitan mirar atrás qué han sembrado en los meses o años anteriores y mirar si se trata de una siembra de mala semilla que plantaron. Dios no puede ser burlado.
Siempre cosechamos multiplicado aquello que sembramos.
Si usted quiere que le traten bien, ¿qué semilla va a plantar? Amabilidad.
Si usted quiere que le sonrían, ¡cambie la mala cara!
Si usted quiere que le den, ¡conviértase en una persona dadivosa!
Siempre siembre en el área de su vida donde haya la necesidad. Mt 13.31,32.
Ningún versículo se puede tomar aislado. Todo versículo está interconectado con todo un pasaje y tema general a través de toda la Biblia. Eso significa que para entender debemos prestar atención a cómo los versículos se relacionan unos con otros, significa que debemos estudiar la Biblia. Pero nuestra cultura popular dice “quiero lo que quiero y lo quiero ya mismo”.
Por ejemplo, usamos Fil 4: y tratamos de “reclamarlo” y “forzar” a Dios a darnos abundancia “por fe”. Pero ¿qué hay de todos aquellos versículos que dicen que si somos indisciplinados o perezosos, empobreceremos (Pr. 10:4, 13:18, 14:23, 20:13, 21:17, 23:21, 24:33 y 34, 28:19)?
¿Debería Dios ignorar Su propia Palabra para arreglar los problemas que nos causamos a nosotros mismos? Estos versículos también son la Palabra de Dios. ¿Podemos cosechar lo que no hemos sembrado? ¿Podemos cosechar abundancia cuando hemos sembrado necedad o pereza?
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