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Cuando estudiamos las oraciones del apóstol Pablo en las Escrituras, notamos que él siempre oró de adentro hacia afuera. Primero se ocupaba de los conflictos en su propio corazón, alineando su interior con Dios, confesando, purificando su conciencia y luego meditaba en la voluntad revelada de Dios.
Es sorprendente que no haya evidencia bíblica de que Pablo alguna vez haya orado para que alguien fuera sanado, ni tampoco Jesús. (Antes pensaba que el pasaje del aguijón en la carne era evidencia, hoy creo que se trataba de una persona causando divisiones dentro de la congregación de Corinto, puede leer el artículo aquí https://www.templonuevavida.ca/el-aguijon-en-la-carne/)
¡Eso no significa que no debamos orar por los enfermos! El enfoque del creyente frente a la enfermedad es el de la vida frente a la muerte. El cómo se ministra sanidad es algo diferente que vemos en nuestra congregación con frecuencia.
Jesús y sus discípulos a menudo sanaban enfermos, no oraban por los enfermos.
Al leer las oraciones de Pablo le sorprenderá el hecho de que todas ellas comienzan lidiando con los conflictos internos, reconciliando por dentro y abriéndose paso hacia afuera en la acción.
15 Por esta razón, yo también, habiendo oído de la fe que tienen en el Señor Jesús y de su amor para con todos los santos,
16 no ceso de dar gracias por ustedes recordándoles en mis oraciones.
17 Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de él;
18 habiendo sido iluminados los ojos de su entendimiento para que conozcan cuál es la esperanza a la que los ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
19 y cuál la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la operación del dominio de su fuerza.
20 Dios la ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales,
21 por encima de todo principado, autoridad, poder, señorío y todo nombre que sea nombrado, no solo en esta edad sino también en la venidera.
(Ef 1.15-21)
Pasemos a lo cotidiano.
Un ser muy querido enferma, y comenzamos a orar fervientemente para que se sane! Sabemos y confiamos en que Dios es bueno y que la voluntad revelada en Cristo es sanar al enfermo. Mostramos confianza y alabamos a Dios siempre y cuando obtengamos la respuesta que esperábamos. Pero si nuestro ser querido muere, nos preguntamos si Dios es realmente bueno o si la voluntad revelada es la sanidad. Algunos decepcionados van y buscan a otro Dios o renuncian al que tenemos.
La definición de oración para el hombre es el tener sus necesidades satisfechas, pero la definición de oración para Dios es que podamos conocerlo.
Entonces, orar es reconciliarnos con Dios para que podamos conocerlo, disfrutarlo y ver la vida a través de Él.
Observa Ef 1.17, ¿cuál es la petición de Pablo?
“Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de él.”
La petición es conocer a Dios plenamente.
Al observar la vida de Cristo o el ministerio de Pablo llegamos a comprender que ni una sola vez Jesús ni Pablo oraron para que el cuerpo físico de alguien se sanara, ellos simplemente sanaban a los enfermos. Aquí opera una dinámica diferente y el poder disponible se reconoce claramente como poder divino. No los vemos orar por los enfermos sino sanarlos. Lo que sí vemos es a Pablo orar una y otra vez por el crecimiento espiritual de los creyentes.
Filipenses 1:9-11
9 Esta es mi oración: que su amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento
10 para que aprueben lo mejor, a fin de que sean sinceros e irreprensibles en el día de Cristo,
11 llenos del fruto de justicia, fruto que viene por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Las personas oran: “Dios sana mi cuerpo… Dios arregla mis problemas… Dios cambia estas circunstancias”.
Pero Dios responde:
2 Corintios 4:16-18
16 Por tanto, no desmayamos; más bien, aunque se va desgastando nuestro hombre exterior, el interior, sin embargo, se va renovando de día en día.
17 Porque nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable;
18 no fijando nosotros la vista en las cosas que se ven sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas.
La oración eficaz requiere conocimiento y fuerte emoción, una pasión capaz de trasladar nuestro enfoque de lo temporal externo a lo interno eterno. Mantendremos una vida de oración ferviente cuando desarrollemos una perspectiva eterna. No debemos permitir que las incomodidades temporales empañen nuestra conocimiento de quién es Dios revelado en el rostro de Cristo.
Santiago 5:15-16
15 Y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Otras versiones traducen v.16 “Πολὺ ἰσχύει δέησις δικαίου ἐνεργουμένη”:
“La oración fervorosa del justo tiene mucho poder.” (DHH)
“La oración del justo es poderosa y eficaz.” (NVI)
“La oración del justo es muy poderosa y efectiva.” (RVC)
“La ferviente oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho.” (RVA-2015)
La sanidad se recibe, se aplica y se ministra. De ahí que vemos a nuestro Señor sanando a todos los enfermos que le traían. Quien ore debe dirigir su oración sobre todo al interior y luego entregar lo que recibe de Dios al exterior, sea poder, dirección, compasión, etc.
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