El aborto suele venderse mejor en situaciones desesperadas. No pudiera imaginar qué tormento pueda estar pasando una madre que contempla esta opción. La pregunta que queremos responder es: ¿tiene un bebé en el vientre de su madre derecho a la vida? ¿es meramente un cigoto o un bebé? ¿se puede considerar persona en la etapa formativa?
Entre quienes apoyan el aborto existe la idea de que los no que no han nacido no son seres humanos o personas todavía y por tanto no tienen derecho.
Estiman que el derecho de una mujer a no estar embarazada es más relevante que el derecho del bebé no nacido como ser humano a la vida, con derecho a no ser asesinado.
Excepto en casos excepcionales el embarazo es no amenaza a la madre como el aborto sí lo es al niño. De hecho, en el aborto el daño hecho al niño casi siempre es horrible, mientras que el daño a la madre es mucho menor. ¿Es justo negarle a la madre su derecho de no estar embarazada a costa de terminar con la vida de su propio niño?
Por lo general, en nuestra sociedad, el embarazo es resultado de decisiones libres y conscientes de una mujer al tener relaciones sexuales con un hombre. Sin embargo la situación en que se encuentra el niño no se debe a su propia elección. Por consiguiente, en la gran mayoría de los casos, lo justo es exigir solamente a la madre a que cargue con el peso de sus actos, a asumir su responsabilidad en la situación en vez de exigir que el niño que no ha nacido pague por lo que ella cometió cuando él no es responsable en lo absoluto.
Pienso que el derecho a la vida que tiene el bebé es mayor que el derecho que tiene la madre de abortar, pienso que el derecho de la mujer a librarse del embarazo “no deseado” no es mayor que el derecho del bebé a librarse de la amenaza contra su propia vida. Una ley que revierte este orden de derechos es injusta y quienes la apoyan tienen sangre inocente en sus manos.
Las Sagradas Escrituras protegen al inocente y hablan acerca de nuestra responsabilidad en evitar su muerte y protegerlos del mal. Dios nos llama a tomar una posición activa y no pasiva en el asunto.
Ciertamente, no existe inocente más desprotegido que aquel que en el vientre de su madre sufre amenaza de muerte siendo totalmente incapaz de hacer algo al respecto.
La Biblia habla de proteger al inocente claramente en Proverbios 24:11-12: “Rescata a los que son llevados a la muerte. Deten a los que están indecisos de ir a la matanza. Si dices: Mira no sabíamos esto, ¿no lo tiene en cuenta el que pesa el corazón? ¿No lo sabe el que vela por tu alma? ¿No pagará Él de acuerdo con tus obras?”
Job defendió su inocencia cuando lo acusaron de despiadado. Job dijo: “Traté a mis siervos de manera justa.” Y una de las maneras que defiende su trato justo es así, Job 31:13-15:
“13 Si he menospreciado el derecho de mi siervo o de mi sierva
cuando presentaron queja contra mí,
14 ¿qué haré cuando Dios se levante?
Y cuando Él me pida cuentas, ¿qué le responderé?
15 ¿Acaso aquel que me hizo a mí en el seno materno, no lo hizo también a él?
¿No fue uno mismo el que nos formó en la matriz?”
Así que Dios, de hecho, nos forma en el útero materno, Sal 139:13: “tú formaste mis partes internas. Me tejiste en el vientre de mi madre.” Este útero es el taller de Dios. No tenemos derecho a entrometernos allí para destruir lo que Dios está haciendo: formando personas en el vientre materno.
Acerca de la concepción de Jesús y de Juan el Bautista la Biblia dice que el ángel vino a María, Lc 1:31 y le dijo: “concebirás y darás a luz un hijo”. María, no solo dará a luz sino que concebirá un hijo. Luego en Lc 1:36, el ángel anima a María a creer diciéndole que su pariente estéril, Elizabeth, ha concebido también un hijo. Aquí no dice que va a tener o que va a dar a luz un hijo sino que ya concibió en su vientre un hijo. Elizabeth no solo tendrá un hijo, él no se convertirá en su hijo cuando nazca, sino que él ya es hijo estando en su vientre cuando ella sólo tiene seis meses de embarazo.
María se fue a Judá donde vivía Elizabeth. En este momento María no está embarazada. El ángel le dice que ella quedará embarazada e inmediatamente se va para Judá. El viaje podía tardar un día o dos. Cuando llega a casa de Elizabeth ya está embarazada, Lc 1:41 dice que cuando María se acercó a Elizabeth, el bebé (dice niño, la misma palabra usada en Lc 2:12: “Encontrará al niño envuelto en pañales”) en el vientre de Elizabeth saltó de alegría. Elizabeth exclama: Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede que la madre de mi Señor venga a mí?
El bebé Juan el Bautista salta de alegría desde el vientre de su madre. Cuando Juan el Bautista saltó en el útero, tenía a los seis meses el tamaño de su mano aproximadamente. ¿Y qué tan grande era Jesús en ese momento? Más pequeño que un puntito.
Jesús en el vientre de María es el Hijo de Dios, concebido como ser humano, una persona donde están unidas la naturaleza divina y humana desde el momento de la concepción. José no embarazó a María y después Dios convierte al bebé en Hijo de Dios. No es así como dice la Biblia que sucedió sino que este bebé nació por obra del Espíritu Santo. Por esta razón, según Lucas, se le llama Hijo de Dios.
Llegará el día cuando el aborto será tan detestable como la esclavitud o la violación.
El aborto es una acto mucho más destructivo.
Los que aman la vida digamos no al aborto.
Los que aman la vida eduquemos a los jóvenes.
Los que aman la vida defendamos el derecho de los inocentes.
Aprovechemos esta navidad para compartir con un jóven o una jóven lo sagrado de la vida, apoyar una madre soltera, o un padre que cria sólo a su niño. Y a los corazones convictos y desconsolados ofrezcamos el perdón de Dios, la esperanza de la vida, la misericordia de nuestro Creador.
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