¿Tiene peticiones ante Dios? ¿Ha sentido la necesidad de dar gracias por lo que ha hecho en usted?
En el culto de los jueves podrá entregarse en alabanza a Dios, escuchar lo que Dios ha hecho en otras personas, orar y dar testimonio.
¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?
13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Lucas 11: 11,13.
Nuestra iglesia practica el ayuno y la oración. Orar es llegar más allá de lo que no se ve; ayunar es despojarse de todo lo que se ve. La fe necesita una vida de oración en la cual crecer y mantenerse viva. El primer domingo lo dedicamos a ayunar, el culto es de alabanza y adoración, y recordamos la muerte del Señor con santa cena.
No puede haber verdadera oración sin fe: la fe tiene que preceder a la oración.
En una vida de moderación, dominio propio y negación de sí mismo, habrá el deseo y el poder para orar mucho.
El ayuno ayuda a expresar y confirmar la resolución de que estamos prontos a sacrificar cualquier cosa, a sacrificarnos a nosotros mismos, como si fuera un despojo propio, con tal de abrir nuestro ser a la manifestación del reino de Dios. Dios Padre, quien aceptó el ayuno y el sacrificio de Su propio Hijo Jesús, sabe evaluar, y aceptar, y recompensar al alma que está así dispuesta a entregarse totalmente para Cristo y Su reino.
Más información acerca del ayuno aquí.
Alabanza y adoración, ministración con danzas y panderos, Palabra de Dios, ministración personal, oración y presencia del Espíritu Santo.
Niños y jóvenes comparten en la escuela dominical, al final del culto comemos juntos el delicioso almuerzo de protemplo.